Mi madre dice que de tanto usarlo me van a salir ampollas. Yo no la creo, es que quiere que haga algo más que eso. Un día iba por la calle y me encontré con una amiga que estaba llorando y le pregunté qué le pasaba y me dijo que la lluvia le había estropeado su peinado.
Yo le dije que fuera a una peluquería a por una toalla para secarse y luego que se volviera a peinar. Ella me preguntó que dónde había una y yo le dije que allí, nada más doblar la esquina.
Ella me lo agradeció y me dio la llave de su casa para quedar algún día. Luego seguí andando y me encontré una tienda que vendía avellanas y cebollas. La tienda tenía un nombre muy raro. Yo entré y me compré 1 kg de avellanas y le pregunté al dependiente porqué tenía ese nombre tan raro, y él, me dijo que se llamaba así por su apellido y yo le dije que muchas gracias y me fui. Cuando me había acabado las avellanas y vi que mi hermano estaba llenando la bolsa de las avellanas con cebollas. Casi lo mato porque no me gustan nada y él lo sabía perfectamente. Cuando mi madre se dio cuenta de lo ocurrido le castigó y yo me reí. Para quitarme el mal sabor de la boca me dio mi caramelo llamado “una estrella”. Se llaman así por su forma de estrella y su color amarillo.
Cuando me lo acabé fui a ver a mi hermano y le pedí disculpas porque lo había exagerado mucho y mamá le quitó el castigo. Espero que me pueda perdonar algún día.
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